Paseando por el pirineo

Nos calzamos las botas cerca de este pueblo del pirineo aragonés situado en el fondo del valle. Como otras cordilleras, el Pirineo está dividido en pisos bioclimáticos. Ahora nos encontramos en el denominado piso basal o colino, la zona más influenciada por los usos tradicionales de las gentes que habitan el valle. Comenzamos por  los bosques de quejigos cuyos árboles han calentado las casas de los pueblos durante años. El sendero, que huele a mediterráneo, a veces toma aspecto de túnel, debido a la densidad y al desarrollo del sotobosque de boj.

A medida que cogemos altitud, nuestras piernas se calientan y la vegetación cambia. Así, agradecemos introducirnos poco a poco en la humedad del piso montano. Aquí, el hayedo esconde rincones mágicos cubiertos de líquenes, acompañado por otras especies como avellanos, fresnos o abedules.

Paso a paso llegamos al piso subalpino, con el bosque de pino uncinata que resiste las duras condiciones meteorológicas de esta zona. Estos ancianos están moldeados por muchas tormentas. Sus formas tortuosas, sus grietas y sus raíces, se alternan con rocas que brotan del fondo del bosque.

Cuando salimos de la protección del arbolado llegamos al piso alpino. Gastón Rebuffat, escribía con mucho romanticismo sobre estas alturas:

“Allá donde las casas, y después los árboles y, a continuación, la hierba desaparecen, nace un reino estéril, salvaje y mineral; sin embargo, en su pobreza extrema, en su desnudez total, ofrece una riqueza que no tiene precio: la felicidad que se descubre en los ojos de los que lo frecuentan.”

Sacamos las cuerdas, cambiamos las botas por los pies de gato y las gafas de botánico por las de geólogo. Aquella olvidada afición de coleccionar piedras toma ahora todo el sentido, mientras interpretamos las rocas, para luego agarrarlas con toda nuestra fuerza. Esta vez escalamos por una pared de granito que se estrecha para terminar en una afilada arista. Esta roca que se solidificó por enfriamiento del magma, es de las favoritas para los escaladores, por su adherencia y tacto característico.

Llegamos a la cima, y mientras tomamos unos frutos secos, pienso en que todo está conectado, y que la roca también desempeña su función en la naturaleza. Factores físicos, químicos y biológicos toman parte en su descomposición, a través de la cual diferentes elementos que están almacenados en la roca pasan a estar disponibles en el suelo.

Miro a lo lejos y me pierdo en el fondo del valle. Sin roca no hay suelo, sin suelo no hay vegetación, sin vegetación no hay vida en el valle. Todos los elementos de esta montaña son importantes, y aprender sobre ellos y su conservación, parte de nuestra afición.

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Ingeniero forestal y Guía de Montaña. Master en Espacios Naturales Protegidos. Practico Alpinismo, actividad a través de la cual he comprendido la necesidad de conservación de las cumbres y sus entornos.

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Txema Fernández-Monge Kortazar

Ingeniero forestal y Guía de Montaña. Master en Espacios Naturales Protegidos. Practico Alpinismo, actividad a través de la cual he comprendido la necesidad de conservación de las cumbres y sus entornos.

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