El Espacio Natural de Sierra Nevada ha sido el primer espacio natural de España en ser incluido en la lista verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). ¿Cuáles son sus secretos?
La gestión de las áreas protegidas (parques nacionales, parques naturales, etc.) es compleja. Los beneficios de titularidad pública y privada, a corto y a largo plazo, están en juego. Los intereses manifestados por organizaciones de conservación chocan con las expectativas de desarrollo de parte de la población local. Actualmente esta complejidad es si cabe aún mayor, ante la declaración de áreas protegidas de menor tamaño, la transformación de las matrices que las rodean y la presión turística.
El Espacio Natural de Sierra Nevada tiene varios elementos que complejizan su gestión: una estación de esquí con cerca de un millón de visitantes anuales, un clima benigno para el desarrollo de una agricultura intensiva y una diversidad geomorfológica y biológica únicas. Por otro lado, el Espacio Natural de Sierra Nevada tiene elementos que facilitan su gestión: (1) se trata de una cabecera de cuenca, por lo que los procesos del exterior no le afectan tanto como a las áreas protegidas ubicadas al final de una cuenca hidrográfica; (2) los límites administrativos del Espacio Natural de Sierra Nevada guardan bastante relación con los límites ecológicos de los ecosistemas (y se trata del mayor Parque Nacional de España), lo que facilita el mantenimiento de los procesos ecológicos que tienen lugar en su interior; (3) el Parque Nacional de Sierra Nevada está rodeado en gran parte por el Parque Natural de Sierra Nevada, lo que permite una utilización gradual del territorio.
Sin embargo, hay muchas otras claves que han permitido que el Espacio Natural de Sierra Nevada sea considerado uno de las áreas protegidas mejor gestionadas del mundo por la IUCN. Algunas guardan relación con una intensa participación, especialmente a través del Consejo de Participación del Espacio Natural, el uso de instrumentos como la Carta Europea de turismo sostenible, el trabajo directo con empresas y Federaciones Deportivas, y el dialogo investigación-gestión del parque con diversas instituciones de investigación, especialmente el Observatorio del cambio global de Sierra Nevada. Yo mismo fui testigo del diálogo investigación-gestión, durante el proyecto titulado: “Gestionando los parques nacionales más allá de sus límites: evaluación y cartografía de servicios como herramienta de gestión territorial ante el cambio global”, a cuyos resultados puedes acceder en el enlace.
El Espacio Natural de Sierra Nevada, área protegida de montaña (como la mayoría de las áreas protegidas en España y nuestro planeta), sigue enfrentando retos. Entre ellos, fomentar un modelo socio-ecológico intermedio entre el abandono rural y la excesiva intensificación agrícola. Superarlos dependerá del equipo de gestión, pero también de todos los habitantes locales y visitantes. Para profundizar en las claves por las que ha sido seleccionada como una de las áreas protegidas mejor gestionadas por la UICN nada mejor que escuchar a su director, Javier Sánchez, en la conferencia que impartió hace unos meses en el 10º Foro “Saberes para el Cambio” del Aula de Sostenibilidad de la Universidad Internacional de Andalucía, que puede verse íntegramente en este enlace.
Investigador del Laboratorio de Ecologia Alpina (CNRS-UGA) en Grenoble e investigador asociado en el Basque Centre for Climate Change en Bilbao.
Rosa Fernández-Arroyo
A este estupendo análisis yo añadiría otro ingrediente: un magnífico equipo de gestión que cree en lo que hace, que ama su trabajo, y que ha sabido escuchar, aprender, sintonizar, transmitir.
Ipalomo
Gracias Rosa, totalmente de acuerdo. Me viene a la cabeza la frase de Javier Sánchez en el video: “… si algo he aprendido en todos estos años es que gestionar es concertar”; nada fácil.
Rosa Fernández-Arroyo
Y vuelvo a la carga, Nacho, con otro ingrediente más que se llama VOLUNTAD… no sé si apellidarla institucional o política. Las cosas no suceden por casualidad. En Sª Nevada los límites del espacio protegido no se corresponden con los límites del ecosistema por casualidad, sino por voluntad y sí, por concierto institucional. Mira el caso del PN de la Sierra de Guadarrama. También ocupa las cabeceras de cuenca, tanto a un lado como a otro de la cadena, por tanto comparte con Sª Nevada lo que en principio podría ser una oportunidad para una excelente gestión. En cambio los límites no se corresponden con nada en concreto, ¿por qué? porque no existe esa voluntad. En cuanto a la envoltura formada por otros espacios protegidos, como el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, no está claro si le está sirviendo de filtro o de atractor de presiones sobreañadidas. Yo empiezo a pensar que lo segundo. Y en cuanto a los tres componentes para la gestión que indica Javier Sánchez en el vídeo (participación social, transferencia del conocimiento científico y coordinación administrativa)… pues qué te diría yo? Mejor hablarlo ante un café. Un beso!
Ipalomo
Pues respecto a los límites creo que es bastante ilustrativo el artículo que publicaron varios compañeros de la Universidad Complutense de Madrid,: Zoning a Protected Area: Proposal Based on a Multi-thematic Approach and Final Decision: https://www.researchgate.net/publication/225579983_Zoning_a_Protected_Area_Proposal_Based_on_a_Multi-thematic_Approach_and_Final_Decision.
Aunque ahora me queda un poco más lejos, creo que el tener una envoltura permite al menos repartir el uso público entre el Parque Nacional y el Parque Regional, al igual que las presiones…. Las declaraciones de protección que se hicieron en la década de los 80 (como la de Andalucía) hoy serían muy dificiles. Según va quedando menos espacio a proteger, creo que el modelo de áreas protegidas debe seguir evolucionando, y si creo que esto nos daría para unos cuantos cafés 😉 a ver si pronto! Gracias por seguir el hilo!